En la actualidad, las enfermedades crónicas son consideradas como fuentes generadoras de estrés, ya que implican un proceso de deterioro continuo y constante de varios años que afecta la calidad de vida de la persona, generando nuevas situaciones para afrontar. Es por eso que en el caso de los enfermos crónico-terminales al ser diagnosticados se enfrentan a situaciones desfavorables en las áreas emocional, social, familiar y física.
La adaptación del paciente a la enfermedad crónica se da por medio de la relación entre los factores de riesgo, de protección y el papel que juega la familia dentro del contexto, que es de gran importancia debido a que el apoyo recibido por parte de éstos, impulsa al paciente a tomar mayor fortaleza para salir adelante y no sentirse solo frente a la situación por la que atraviesa.
El entorno social en el que se desenvuelve el paciente juega un papel significativo en el desarrollo de factores de protección resilientes, ya que las redes de apoyo alrededor de la persona, como son los amigos, el trabajo y la religión, se convierten en un fuerte apoyo durante el difícil proceso de la enfermedad.
Una persona resiliente…
🔹 Tiene pasión
La pasión está estrechamente ligada a nuestros talentos. Cuando les preguntas a los mejores profesionales por qué llegaron a ser brillantes, la mayoría contesta que se dedican a lo que les apasiona. Es difícil abandonar una pasión por muchas piedras que te encuentres en el camino. A la pasión se le dedican horas, curiosidad, creatividad y terminas encontrando soluciones dónde otros no las ven.
🔹 Es valiente
La persona valiente tiene claro que el riesgo controlado compensa. No le importa enfrentarse a emociones como la incertidumbre, el miedo o la frustración. Tiene tan claro que quiere triunfar en su objetivo, que su deseo de conseguirlo está por encima de los momentos duros, los de soledad y los de fracaso. La persona valiente sabe gestionar sus fracasos, interpretarlos, aprender de ellos y buscar soluciones. La persona valiente tiene la determinación de ser una triunfadora.
🔹 Tiene resistencia
La resistencia viene del concepto inglés hardiness y aparece en muchos cuestionarios de la personalidad como un predictor del éxito. Hay estudios que comprobaron que existen personas que ante la adversidad, le dan la vuelta a la tortilla. Son capaces de crecerse y superar la situación. Mientras que otras, ante hechos de menor gravedad, se hunden. A esto lo llamaron hardiness. Y esa resistencia se nutre de compromiso, entendido como la implicación que alguien tiene con su proyecto; control, como la idea de estar convencido de que en gran medida controlas tu entorno; y ver el reto como una oportunidad de cambio, sin miedo a salir de la zona confortable, aceptándolo como un juego.
🔹 Gestiona positivamente el fracaso
A partir de los seis años tendemos a sacar conclusiones devastadoras sobre nosotros mismos cada vez que nos equivocamos. Sinceramente, fracasar o cometer errores lo llevamos realmente mal. La persona que gestiona el fracaso de forma positiva, sin tratarse mal, se atreve de nuevo. Dado que sus errores no le salen caros a nivel emocional, se atreve, aprende y evoluciona.
🔹 Acepta la parte injusta de la vida
Existe y nos va a tocar a todos en algún momento y en alguna medida. Momentos duros que muchas veces no provocamos nosotros, pero que nos hacen sufrir, dudar de los valores y de la justicia de la vida. Y es que no existe tal justicia. El refrán “recoges lo que siembras” no siempre es cierto. Puedes sembrar educación, amabilidad, generosidad u honestidad y aun así dar con una pareja o con un socio que te falle. No hay una relación directa entre ser buena persona y buen profesional y recibir lo mismo a cambio. Ojalá, pero no. La vida juega sus propias cartas, las personas son distintas a nosotros, las enfermedades aparecen a veces no teniendo factores de riesgo. Es cierto que reducimos mucho la probabilidad de que ocurra siendo coherentes con nuestros valores y llevando una vida saludable. Pero no es suficiente para evitar lo que no deseamos y para alejarnos de las desgracias. Hay que aprender a aceptar lo que no depende de nosotros y focalizar así la energía en lo que sí depende. Despídete del victimismo.
🔹 Se enfoca más en las soluciones que en los problemas
Hay personas para las que tener problemas es ya un problema. Y resulta que la vida está llena de ellos, todos los días. La persona resiliente observa los problemas como algo natural, a lo que hay que dar solución, sin más agobio. Cuando contemplamos el problema como algo que enturbia nuestra paz, ya le estamos dando un tinte dramático. Y esta misma actitud es la que nos cierra en banda impidiendo ver las soluciones y el optimismo que tiene una persona resiliente.
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