Se advierte sobre el efecto rebote de los rayos UV. Bajo una sombrilla se continúa recibiendo un 35% de radiación solar.Se advierte sobre el efecto rebote de los rayos UV. Bajo una sombrilla se continúa recibiendo un 35% de radiación solar.
Pero los riesgos para la piel no solo vienen del cielo. Según alertaron los especialistas, abajo, mientras caminamos, conducimos o nadamos, las superficies de nuestra ciudad también pueden estar emitiendo permanentemente un importante porcentaje de radiación solar.
El efecto albedo
Hay superficies que, dependiendo de la textura y del color, pueden reflejar una cantidad similar a la radiación solar directa, como un efecto espejo, sin que nos demos cuenta. La nieve, por ejemplo, es capaz de alcanzar niveles de albedo de 95%, es decir, refleja como un espejo casi el mismo nivel de radiación.
Al estar unas horas echados en una playa bajo cielo descubierto, es posible que la radiación que recibe nuestro cuerpo se llegue a duplicar por el efecto rebote de la arena. Según los registros de los especialistas, la arena posee entre 15% y 45% de albedo.
En tanto, los cuerpos de agua, como el mar, aportan hasta 10% adicional de la radiación que rebota desde el cielo. Sumando las tres fuentes de radiación, un día de playa con cielo descubierto significaría recibir un impacto sobre la piel mucho mayor del que se cree.
Se recomienda a los peatones y veraneantes no solo cubrirse con gorros, sombreros, sombrillas o lentes de sol, sino también usar bloqueador solar. Es imprescindible para evitar futuros problemas.
Los suelos de coloración oscura también pueden añadir un porcentaje de entre 5% a 40% de radiación, dependiendo de la textura de la superficie.
Las personas que trabajan en las calles deben tomar ciertas medidas de precaución para evitar consecuencias que lamentar.
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