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LUPUS Y EMBARAZO

Para la mayoría de las mujeres con lupus, quedar embarazada no es más difícil que para las demás.

Cuando la infertilidad es un problema, los medicamentos para el lupus, y no la enfermedad misma, son probablemente los culpables. Principalmente en el caso de la ciclofosfamida, agente inmunosupresor administrado para enfermedades autoinmunes severas, como el lupus que se ha complicado con trastornos graves del sistema nervioso o los riñones.

Según la doctora Michelle Petri, profesora del área de reumatología en la Universidad Johns Hopkins en Baltimore y codirectora del Centro de Embarazo y Lupus Hopkins, una mujer de más de 30 años tiene cerca de un 75% de riesgo de infertilidad si se le trata con ciclofosfamida. Esto se debe a que el fármaco puede causar daño prematuro a los ovarios, resultando en infertilidad irreversible. Sin embargo, los estudios recientes muestran que el leuprolide (Lupron), medicamento hormonal, puede ayudar a disminuir el riesgo de esterilidad en mujeres bajo tratamiento con ciclofosfamida.

Aunque la mayoría del resto de las medicinas no tiene efectos secundarios de fertilidad graves, algunas pueden afectar al feto desde los primeros días de la gestación. Dado que los efectos de ciertos fármacos pueden permanecer en el cuerpo por algún tiempo después la suspensión del mismo, lo ideal es que colabore con su doctor para eliminar por completo los medicamentos dañinos, y quizá sustituirlos por unos menos riesgosos.

El mejor momento para hablar con su médico sobre suplementos con ácido fólico y vitaminas prenatales es antes de embarazarse, lo cual puede ayudarle a disminuir el riesgo de ciertos defectos congénitos.


Primer trimestre

Los medicamentos continúan siendo una preocupación durante el primer trimestre y a lo largo del embarazo. Si no habló con su doctor a cerca del uso de los mismos previo al embarazo, ahora es cuando.

Algunos fármacos, como la ciclofosfamida pueden provocar defectos congénitos. Otros, como el metrotexato, pueden producir abortos. Si está tomando AINE (anti inflamatorios no esteroides) como el ibuprofeno, naproxeno o ketoprofeno, su médico quizá le permita seguir tomándolos, al menos por un rato. Su mayor riesgo se presenta posteriormente en el embarazo, cuando pueden interferir con el trabajo de parto, la producción de fluido amniótico o causar hemorragias excesivas durante el alumbramiento. Si requiere fármacos para controlar su enfermedad, su doctor le podría recetar un corticosteroide, como la prednisona, que baja la inflamación de la artritis pero cruza escasamente la placenta. Si le dan náuseas matutinas con vómitos frecuentes durante el primer trimestre, notifique a su médico, ya que ello puediera interferir con la absorción de las medicinas que necesita.

A partir de ahora, hasta el término de su embarazo, existe la posibilidad de tener un episodio agudo o de exacerbación de la enfermedad, aunque los resultados de las investigaciones no especifican cuán grande es esa posibilidad.

Sea que su embarazo afecte el lupus o no, hay probabilidades de que el lupus afecte su embarazo: particularmente si presenta anticuerpos antifosfolípido. Estos anticuerpos, que se encuentran en hasta el 30% de los individuos con lupus y considerablemente en menor cantidad en quienes están sanos, pueden crear coágulos sanguíneos en la placenta que pudieran resultar en un aborto. En efecto, podrían ser los causantes de hasta el 10% de todos los abortos. La Dra. Petri afirma que aunque los anticuerpos antifosfolípido comúnmente se asocian con pérdidas de embarazo en el segundo o tercer trimestre, hay un subgrupo de mujeres cuyas pérdidas debidos a estos anticuerpos muy precoces.

Los coágulos se pueden prevenir al tratar los anticuerpos con anticoagulantes tales como heparina y aspirina. Si usted tiene lupus, es primordial que se haga la prueba de los anticuerpos antifosfolípido. También debe hacerse la de dos anticuerpos más, los anti-Ro y los anti-La (también conocidos como SS-A y SS-B), pues pueden cruzar placenta y se les relaciona con inflamación en el corazón del bebé, conducente a un trastorno llamado bloqueo cardiaco, el cual interfiere con los impulsos eléctricos que le indican bombear al corazón (más sobre esto en el segundo trimestre).


Segundo trimestre

Si usted produce los anticuerpos anti-Ro u anti-La, ahora es cuando los efectos se manifiestan en el feto. Al inicio de su decimoquinta semana de embarazo aproximadamente, su doctor monitoreará a la criatura mediante un ecocardiograma fetal mensual o semanalmente, dependiendo de su concentración de anticuerpos (llamados títulos) y su historial clínico. El ecocardiograma es u procedimiento que emplea ondas de ultrasonido para ver la acción del corazón mientras late. Si se detecta un bloqueo cardiaco, su médico probablemente le recete dexametasona, corticosteroide que cruza placenta para ayudar a reducir la inflamación. Su doctor le seguirá tratando y monitoreando durante el embarazo, pues el bloqueo cardiaco podría hacer necesario adelantar el parto. Si su bebé no muestra bloqueo cardiaco para la 25ª semana, despreocúpese.

Hacia el final del segundo trimestre las mujeres con lupus también presentan riesgo de toxemia gravídica (también denominada preeclampsia), en la cual aparecen hipertensión arterial, edemas (retención de líquidos) y proteínas en la orina. Aunque la toxemia gravídica es una enfermedad propia del embarazo en sus últimas etapas a cuyo riesgo está cualquier mujer, quienes tienen anticuerpos antifosfolípido tienden a presentarla precozmente. El tratamiento se basa en guardar reposo. El problema se soluciona hasta que nace el bebé, así que el médico podría programarle una cesárea tan pronto como éste madure lo suficiente como para sobrevivir fuera del útero, retrasándolo lo más posible, pero no antes de la 25ª semana de gestación.

Otra complicación que puede ocurrir con el lupus es insuficiencia placentaria, donde no fluye suficiente sangre por la placenta para abastecer los nutrientes necesarios al feto. Una razón podría ser el engrosamiento o bloqueo de los vasos sanguíneos de la placenta y culmina con un bebé de bajo peso.


Tercer trimestre

En en el caso excepcional de que el bebé desarrollase un bloqueo cardiaco durante el segundo trimestre, se le programaría el parto durante este periodo de 12 semanas, especialmente si la dexametasona no eliminó el problema. Su médico seguirá monitoreando estrechamente al bebé, y si hay indicios de que el corazón tiene dificultades, se dispondrá para el alumbramiento de inmediato. El Dr. Lokshin indica: “No puede tratársele al bebé de infarto estando dentro de la madre, al menos todavía no”. En algunos casos, las mujeres con lupus experimentan una ruptura prematura de membranas. O sea, rompe fuente antes del nacimiento. En esos casos, el trabajo de parto ocurre espontáneamente o el doctor puede inducirlo o realizar una cesárea, porque una vez que el líquido amniótico sale, hay riesgo de infección, comenta el Dr. Petri.

La preeclampsia y la insuficiencia placentaria continúan siendo riesgos durante el tercer trimestre. Si tiene preclampsia, deberá mantenerse en cama (quizás en el hospital), por el resto de su embarazo. La insuficiancia placentaria podría resultar en un trabajo de parto y alumbramiento prematuro.

Cualquiera de estos trastornos puede obligar a adelantar el nacimiento.

Trabajo de parto y nacimiento

Aproximadamente el 25% de las mujeres con lupus dan a luz bebes prematuros, a menudo por cesárea. Después de cualquier parto existe la posibilidad de infección. Si está tomando medicamentos inmunosupresores, pues la infección es más probable. La mayoría de las infecciones se combate fácil y rápidamente mediante el uso de antibióticos.


Posparto

Si su bebé fue prematuro, quizá haya tenido que pasar algún tiempo en la unidad de cuidados intensivos neonatales. Si nació con bloqueo cardiaco, tal vez se le deba implantar un marcapasos. Afortunadamente, la mayoría de los bebés mejoran, dice la Dra. Petri y, excepto en casos de bloqueo cardiaco, el lupus de la madre probablemente no tenga un efecto duradero en el nonato.

Un problema mucho más común pero menos grave en los bebés de madres con lupus es una dermatitis cutánea. “Podría ser cualquier cosa, pero a menudo se trata de manchitas en todo el cuerpo (del bebé) o sólo en la cara”, afirma el Dr. Lockshin. Para un médico que no esté familiarizado con el problema, podría parecer algo más serio y para una mujer que no sepa qué esperar, podría ser terrible. Continúa el doctor: “Yo me encargo de informar de antemano a las pacientes de lupus al respecto. Y les digo que si su hijo nace con dermatitis, me llamen antes de prestar oído a lo que los demás crean qué es. Felizmente, la dermatitis se soluciona por sí misma con el tiempo sin dejar efectos permanentes.

Si piensa amamantar, debe de conversar con su doctor sobre los medicamentos. Ciertos fármacos también pueden interferir con la lactancia: bien porque inhiban la producción de leche materna o porque pasen a la misma volviéndola peligrosa para el bebé.



Fuente: Reumatólogos de la Ciudad de Santa Fe

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