¿Por qué nos sentimos apáticos cuando nos estamos recuperando de una enfermedad?
La respuesta es, aparentemente, que la inflamación crónica de bajo grado interfiere con el sistema de señalización dopaminérgica en el cerebro que nos motiva a hacer cosas.
Esto se informó en un nuevo artículo publicado en la revista Trends in Cognitive Sciences.
La investigación llevada a cabo en la Universidad de Emory explica los vínculos entre la liberación reducida de dopamina en el cerebro, la motivación para hacer cosas y la presencia de una reacción inflamatoria en el cuerpo. También presenta la posibilidad de que esto sea parte del esfuerzo del cuerpo para optimizar su gasto de energía durante tales episodios inflamatorios, citando la evidencia reunida durante su estudio.
Los autores también publicaron un marco experimental basado en herramientas computacionales, diseñado para probar la teoría.
La hipótesis subyacente es que el cuerpo necesita más energía para sanar una herida o superar una infección, por ejemplo, ambas asociadas con inflamación de bajo grado. Para garantizar que la energía esté disponible, el cerebro utiliza una técnica adaptativa para reducir el impulso natural para realizar otras tareas que potencialmente podrían drenar la energía necesaria para la curación. Esto es esencialmente una recalibración de las neuronas de recompensa especializadas en el centro de motivación del cerebro, para que las tareas ordinarias ya no sientan que valen la pena.
Según el nuevo estudio, el mecanismo de esta recalibración es la interrupción inmunomediada de la vía de la dopamina, lo que reduce la liberación de dopamina.
La técnica computacional publicada por los científicos está diseñada para permitir mediciones experimentales del grado en que la inflamación de bajo grado afecta la cantidad de energía disponible y la decisión de hacer algo en función del esfuerzo necesario. Esto podría permitirnos comprender mejor por qué y cómo los estados inflamatorios crónicos también causan falta de motivación en otras enfermedades, como la esquizofrenia y la depresión.
Andrew Miller, coautor del estudio, dice: “Si nuestra teoría es correcta, entonces podría tener un tremendo impacto en el tratamiento de casos de depresión y otros trastornos de conducta que pueden ser impulsados por la inflamación. Abriría oportunidades para el desarrollo de terapias dirigidas a la utilización de energía por las células inmunes, lo que sería algo completamente nuevo en nuestro campo ".
Ya se sabe que las células inmunes liberan moléculas de señalización celular llamadas citocinas, que afectan el funcionamiento de las neuronas liberadoras de dopamina en el área del cerebro llamada sistema mesolímbico. Esta área mejora nuestra disposición a trabajar duro por el bien de una recompensa.
Recientemente, se descubrió que las células inmunes también disfrutan de una capacidad única para cambiar entre varios estados metabólicos, a diferencia de otras células. Esto podría afectar los patrones de liberación de citoquinas de tal manera que le indiquen al cerebro que conserve la energía disponible para el uso del sistema inmune.
Estos hechos fueron la base de la nueva hipótesis, que la explica en términos de adaptación evolutiva. En el hipotético entorno inicial, el sistema inmunitario, enfrentado a abundantes desafíos microbianos y depredadores, necesitaba enormes cantidades de energía. Por lo tanto, tenía su propio mecanismo para enviar señales a otros sistemas del cuerpo, a través del sistema de dopamina mesolímbico, para controlar el uso de los recursos energéticos durante los períodos en que el organismo experimentaba un estrés severo o repentino.
La vida moderna es relativamente suave y menos desafiante. Con menos actividad física, la inflamación de bajo grado se debe principalmente a factores como la obesidad, el estrés crónico, el síndrome metabólico, el envejecimiento y otras enfermedades del estilo de vida. Esto podría causar erróneamente que las neuronas de dopamina mesolímbicas produzcan menos dopamina. Los niveles más bajos de dopamina a su vez disminuyen la motivación para el trabajo, al reducir la percepción de recompensa al tiempo que aumenta la percepción del esfuerzo involucrado. Esto en última instancia conserva la energía para su uso por el sistema inmunitario.
Estudios previos realizados por Miller y otros científicos han demostrado que un alto nivel de funcionamiento inmune en asociación con bajos niveles de dopamina y una motivación reducida caracterizan algunos casos de esquizofrenia, depresión y otras afecciones de salud mental.
Los científicos no creen que estos trastornos sean causados por la inflamación de bajo grado, pero que algunas personas que tienen estas enfermedades son hipersensibles a las citocinas inmunes. Esto a su vez podría hacer que pierdan la motivación para la vida diaria.
Los científicos actualmente están realizando un ensayo clínico en personas con depresión, para probar la teoría utilizando el marco computacional.
Autor: Dr. Liji Thomas MD
Fuente: Treadway M. T. et al., (2019). ¿No puedes o no quieres? Restricciones inmunometabólicas en el impulso dopaminérgico. Tendencias en Ciencias Cognitivas.
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Traducción: Lupus Perú Oficial
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