Los corticoides son fármacos temidos por muchos pacientes debido a los efectos secundarios que pueden producir, que dependen fundamentalmente de la duración del tratamiento y de la dosis.
Habitualmente, pautas de menos de dos a tres semanas a
dosis medias o bajas (menos de 15 mg/día de prednisona) tienen muy pocos efectos adversos.
Los problemas aparecen con el uso prolongado, de ahí que en estos casos suelan utilizarse dosis bajas (menos de 7,5
mg/día de prednisona) para minimizar sus consecuencias indeseables.
Entre los efectos adversos de los corticoides cabe mencionar: aumento de peso, fragilidad y hematomas en la piel, cataratas, osteoporosis, aumento de los niveles de glucosa en sangre y en raras ocasiones necrosis (muerte de un fragmento de hueso) en caderas o rodillas.
Sin embargo es preciso señalar que cuando un reumatólogo los recomienda para el tratamiento de un proceso reumático es porque ha analizado los posibles riesgos y beneficios, llegando a la conclusión de que los beneficios son muy superiores a los riesgos.
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