El uso de nanoanticuerpos extraídos de los camélidos abre nuevas puertas al desarrollo de tratamientos contra enfermedades como la púrpura trombocitopénica trombótica adquirida.
Sanofi ha celebrado por tercer año consecutivo un encuentro con periodistas en el que el eje central del debate ha sido el uso terapéutico de los nanoanticuerpos para el abordaje de determinadas enfermedades como el cáncer o las enfermedades autoinmunes. Entre estas también se encuentra un trastorno de la coagulación de la sangre denominado púrpura trombocitopénica trombótica adquirida (PTTa), protagonista de este encuentro.
El origen de los nanoanticuerpos se encuentra en los camélidos. Animales como las llamas y los camellos producen anticuerpos de cadenas únicamente pesadas sin cadenas ligeras. A partir de estos anticuerpos que solo tienen cadenas pesadas se derivan los anticuerpos (VHH). “Tienen capacidad para fijarse en una diana”, ha comenzado explicando Filip Calleweart, responsable médico europeo de la Unidad de Enfermedades Raras Hematológicas de Sanofi.
El dominio VHH es “10 veces más pequeño de lo que estamos acostumbrados. Tienen unas características muy distintivas. Son pequeños y robustos y pueden enlazar entre sí convirtiéndose en estructura polivalente con una secuencia muy parecida a los anticuerpos convencionales. Una vez que se fija, no se separan”.
“Al ser tan pequeñas pueden fijarse a dianas muy pequeñas a las que no llegan los anticuerpos normales”, ha explicado señalando que pueden aplicarse de múltiples formas. En el caso de que sean utilizados para el tratamiento de enfermedades oncológicas se incluye una toxina que ataque directamente a la célula cancerígena.
Entre sus principales ventajas destacan las múltiples combinaciones que posibilitan. “Permiten combinar unos con otros para formar estructuras multivalentes. Se pueden combinar hasta cinco en una misma molécula”, pudiéndose juntar un solo tipo de nanoanticuerpo o varios destinados a una o varias patologías.
“Hemos desarrollado varias técnicas de administración como orales, intravenosas, inhaladas o tópicas. Esto es posible porque son muy estables incluso en formas nebulizadas”. Sobre el proceso de fabricación ha señalado que “permite conseguir altas concentraciones con múltiples capacidades químicas”.
Al ser tan pequeños “pueden ser dirigidos a canales iónicos”. Ha indicado que, a pesar de que cuentan con una “corta vida”, “cuentan con mecanismos para extender su vida”, como la incorporación de la Anti-HSA.
EL PROCESO DE EXTRACCIÓN
Para obtenerlos se extrae la sangre del animal y se analizan los tipos de anticuerpos. Se seleccionan los leucocitos que interesan para el propósito, se identifican secuencias génicas que se clonan para identificar distintos tipos de organismos y, según el objetivo, se combinan los anticuerpos para formar estructuras de mayor tamaño.
Una vez se tiene el candidato idóneo, “puede producirse a gran escala”. “El compuesto se testa en la fase preclínica con animales y más tarde en ensayos clínicos. Son bastante fáciles de trabajar con los sistemas de producción avanzados con los que contamos actualmente a través de células de mamíferos, bacterias o levaduras (utilizados para la unión de los distintos anticuerpos) y se consiguen grandes producciones de calidad con poca cantidad del producto”.
“La producción es coherente. Se consigue un producto muy estable y duradero. Cuando unimos varios anticuerpos que se dirigen a la misma diana lo hacemos para incrementar su fuerza. Los productos que cuentan con varios anticuerpos dirigidos a varias dianas se emplean en cuestiones de seguridad, mientras que la multiespecífica busca varias formas de acción dentro del mismo compuesto”.
“Es una molécula apasionante que permite hacer múltiples cosas. Estoy seguro de que con el tiempo ganará un lugar importante dentro de los métodos terapéuticos que existen en la actualidad”, ha concluido señalando que en Sanofi, los proyectos más avanzados en el uso de estos anticuerpos son la inmunooncología con los anticuerpos biparatópicos, así como la hematología y las enfermedades inmunes.
PÚRPURA TROMBOCITOPÉNICA TROMBÓTICA ADQUIRIDA
Sobre la púrpura trombocitopénica trombótica adquirida ha puesto el foco Javier de la Rubia, jefe del Servicio de Hematología del Hospital Doctor Peset. Una enfermedad que reporta una prevalencia de entre dos y cuatro casos anuales por cada millón de personas. Es más frecuente en mujeres que hombres con edades comprendidas entre los 30 y los 40 años. Se trata de una enfermedad autoinmune a través de la que se produce un descenso acusado de plaquetas y fragmentación de los hematíes en la sangre (esquitocitos).
“La causa de la enfermedad no es conocida. En un porcentaje no despreciable de pacientes aparecen enfermedades del tejido cognitivo, VIH, gestación y puede aparecen algunos tipos de cáncer debido a complicaciones neoplásicas”, ha señalado De la Rubia.
“Los hematíes se fragmentan por la aparición de pequeños trombos”. Sobre la fisiopatología, “básicamente, en condiciones normales las plaquetas circulan sin agregarse gracias a la proteína ADAMTS13. Tiene como objetivo la aparición en sangre de un peso molecular elevado”.
“En la PPT hay un anticuerpo que bloque el ADAMTS13 produciéndose la agregación espontánea de las plaquetas con la consecuente formación de trombos”, ha indicado De la Rubia.
Sobre la sintomatología ha asegurado que los síntomas pueden afectar a todos los órganos, destacando el riñón, el sistema nervioso y el corazón. “Es una enfermedad multisistémica extremadamente grave”.
En relación al tratamiento, “es una de las pocas enfermedades hematológicas que requiere atención rápida”, debido a su elevada mortalidad, en torno al 10-15% (hasta el 90% hace pocos años), “aunque se incrementa en pacientes con edades superiores a los 65 años”. El tratamiento está basado en la sustitución del plasma del paciente. “Con el plasma sano incorporamos ADMTS13 normal”, y en todos los casos “aplicamos una terapia de corticoides”.
“La tasa de mortalidad deriva de que los recambios plasmáticos y el tratamiento inmunodepresor no previenen las recaídas”. Hecho al que se suma un pequeño porcentaje de pacientes que no responden a los tratamientos y que no pueden ser identificados en primera instancia. Motivos por los que se han comenzado a utilizar algunos de los anticuerpos con los que abríamos estas líneas como parte de los tratamientos.
Fuente: Consalud.
Filip Calleweart, responsable médico europeo de la Unidad de Enfermedades Raras Hematológicas de Sanofi (Foto. ConSalud)
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